lunes, 8 de marzo de 2010

LA OBRA Y LOS DUENDES ECUATORIALES / Peter Thomas en El Comercio, Revista Siete Días, Domingo 1 de Marzo de 2010

Peter Thomas .- Crítico y catedrático. Profesor de Literatura de la Universidad de Carolina del Norte - Wilmington. Miembro de la Asociación de Ecuatorianistas, un grupo de académicos estadounidenses y ecuatorianos que se dedica a estudiar nuestra literatura.

En artículos anteriores he criticado a novelistas que escriben con el propósito de vender al máximo sus obras a lectores perezosos o a los no dispuestos a exponerse a textos que les incomoden.

Es un criterio que no se puede aplicar a Nicolás Jiménez Mendoza, autor quiteño de la recién pubicada 'La obra y los duendes ecuatoriales'. Los ecuatorianos que no van a sentirse ofendidos-a menudo de manera personal con nombres apenas ficticios - son pocos.

La novela vitupera a gran parte de sus lectores y simpatizantes potenciales y me pregunto cuántos de los que no rechazan la obra por esa razón van a tener la fortaleza de terminar sus 859 páginas. Otro serio obstáculo de recepción de La obra. (si al autor le interesa): es un libro que desafortunadamente dudo que vaya a atraer a muchos lectores que no sean ecuatorianos y, aun para los más empedernidos de estos, creo que sus muchas repeticiones y despliegue de detalles minuciosos van a hartar.

La obra..., texto "totalizador" , es otro ejemplo por excelencia del género de la novela "quiteña" en que la ciudad desempeña una función casi protagónica, como en otras dos de las obras ecuatorianas que más me han gustado en años recientes, 'El palacio del Diablo' de Modesto Ponce y 'La guerra de la funeraria' de Byron Rodríguez V.

Se narra en fragmentos de contrapunto y es más que nada una crítica feroz del mandato de Mahuad como apoteosis de incompetencia y corrupción. Sin embargo, el texto sí propone valores de la legítima cultura popular mestiza como posibles fuentes de reivindicación nacional.

Dejo a los ecuatorianos decidir si el retrato que presenta el autor de ellos sea justo o no. Lo que sí digo es que esta audaz, pero tal vez demasiado ambiciosa novela, es obra clave en las letras ecuatorianas contemporáneas y que merece la atención de lectores y críticos, tanto dentro como fuera del país que temo es poco probable que reciba. Ojalá que esté equivocado.

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