sábado, 3 de abril de 2010

Eliécer Cárdenas sobre LA OBRA Y LOS DUENDES ECUATORIALES


“Duendes ecuatoriales”

Por : Eliécer Cárdenas


“La obra y los duendes ecuatoriales”, es el título de la voluminosa novela del autor ecuatoriano Nicolás Jiménez, cuyo número de páginas, 859, nada menos, puede ser intimidante para el lector bisoño, pero una delicia, porque la obra es buena, para un voraz consumidor de las páginas impresas. El autor no se encuentra entre los publicitados literatos y literatas, y su obra ha pasado hasta el momento de manera más bien marginal, pero se trata de una novela mayor, como se diría, una especie de “Ulyses” de Joyce a la ecuatoriana, o más bien a la quiteña, en cuyas abundantes páginas el narrador disecciona con humorismo, ironía pero también con amarga pluma la serie de taras, ridiculeces, pillerías, supercherías y timos que aquejan a la “quiteñidad” y de manera más general a todos los “duendes ecuatoriales” sin distingos de color, sexo y religión o política.


Los lectores podrán solazarse pero también indignarse con el esperpéntico recuento de nuestros gobiernos anteriores, el tristemente negro feriado bancario, el régimen de Abdalá, el de Mahuad, las trapisondas y pillerías de la corrupción al parecer sempiterna, con un lenguaje adobado de frases que parecen graffitis expresivos y espléndidos como los siguientes, para simple muestra:


“el poder, como todo vicio, hace padecer a un adicto, el cuerpo siempre pide más”.


“Están de moda las parejas de viejos con polillas, son cómodos y convenientes para ambas partes”.


“Le gusta (a alguien) salir al extranjero a pastar honores indebidos”.


“Dicen los aniñados que la Tecnocumbia ofende al arte y es una moda de marginados proletarios. Se dan de cultitos porque entran para ver pendejadas en los museos”.


Claro que el precio del libro, treinta dólares, nada menos, por desgracia va a inhibir a los auténticos lectores y lectoras de adquirir esta delicia de humor, ingenio, pasión narrativa y gozoso anarquismo anti-sistema. Lamentablemente en nuestro país las librerías son lugares de lujo y entre comprar un libro caro, por más bueno que sea, y solventar otras necesidades, el lector más apasionado tiene que rendirse a las prosaicas realidades de nuestro país de “Duendes ecuatoriales” con sus inequidades, simulaciones, élites y prejuicios de vieja y nueva data.

Fecha de Publicación: 2010-04-03
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Este diario es miembro de la SIP y de la AEDEP

Crítica de la prensa a LA OBRA Y LOS DUENDES ECUATORIALES a marzo 31 de 2010

Esta audaz novela es obra clave en las letras ecuatorianas contemporáneas y merece la atención de lectores y críticos, tanto dentro como fuera del país...
Peter Thomas El Comercio, Siete días, Febrero 28/2010

La investigación detrás de las condiciones políticas, sociales y económicas descrita en la novela es lo que la dota de un sabor propio, casi adictivo. No se puede dejar de leer hasta haber terminado de jugar a reconocer a los personajes actuales que retrata la historia, separándolos, por supuesto, de los que son ficticios. Es una empresa atrevida la del autor, Nicolás Jiménez Mendoza, pero con un bufé de hechos y crónicas, incluso de 1787, sazonado con comentarios y la apreciación de los males del país, que satisface al lector incisivo se lee sin descansos.
Walter Franco El Telégrafo, Arcadia, Febrero 20/2010

La Obra y los duendes ecuatoriales es el libro del escritor ecuatoriano Nicolás Jiménez Mendoza que se encuentra en circulación. El texto recoge 10 historias y es considerado un testimonio del siglo XX.
HOY, 21 de noviembre/2009

Hay variadas voces que matizan el relato en “la taberna” (sección de la Obra y los duendes ecuatoriales) y se las escucha como al pasar, como si se volteara la atención auditiva hacia varias personas de forma aleatoria y, en medio de pequeños silencios, se recibe una motivación distinta, una nueva razón para concebir a la vida de manera diferente. Por ahí, detrás del coloquio popular se puede escuchar, además, a los grandes cantautores de un género musical que es también popular, la salsa, resonando y de alguna manera uniéndose al contexto político y conversacional: “BLADES: por tu mala maña de irte sin pagar...”
Lector de la Editorial El Conejo

En cuanto a los recursos literarios, aúna magistralmente monólogos, diálogos, descripciones realistas, moviéndose ágilmente en los tiempos del lenguaje, con un acentuado joycianismo tanto en la estructura como en el trazo de unos personajes que, desde su falta de protagonismo social y su acontecer ordinario, proponen líneas plenas de sentido y significado. Esta apelación a Joyce, que se estableció hace mucho en el quehacer artístico del cine, la caricatura, y de la literatura misma, incluyendo, por ejemplo, personajes reales o ficticios en escenarios teatralizados, es utilizada en la novela de Jiménez, que así se integra a la tradición universal, raíz nutricia de la cultura de todos los pueblos.
Comisión lectora de Ediciones Legarda

Obra de buena factura y tino. Leer 859 páginas parece una tarea titánica en estos tiempos de la Web y las redes sociales, pero vale la pena cuando se trata de una novela como La Obra y los duendes ecuatoriales. A la vez que se disfruta del estilo y la yuxtaposición de tiempos y puntos de vista, en las 10 historias, separadas con gracia por sus respectivos signos gráficos, el lector se autolacera reviviendo la historia reciente del país. El eje es el gobierno de Jamil Mahuad, aquí descrito como el Jasirato.
Walter Franco El Telégrafo, Arcadia, Febrero 20/2010

Hay aspectos de la Obra y los duendes ecuatoriales, como su extensión, sus crudeza y complicidad estructural, que podría hacerla exigente para determinados lectores, en cambio son coadyuvantes a sus grandes alcances literarios.
Comisión lectora de Ediciones Legarda

Durante los 19 capítulos del libro, el lector se encontrará con 10 historias que exponen hechos particulares. El escenario es la ciudad de Quito, donde convergen, entre algunos humanos, seres alienados contagiados de deslealtad y voracidad. Los hechos se desarrollan a finales de la década de los noventa, al rededor del gobierno de Mahuad.
El Universo 8 de noviembre/2009

La vida de la nación detallada como en un inmenso mural donde cada cual muestra la intensidad de su vida, episodios dramáticos, escenas de carácter erótico y mordaces cuadros de personajes típicos quiteños. Esto es lo que propone la novela La Obra y los Duendes Ecuatoriales del escritor quiteño Nicolás Jiménez Mendoza. Una obra histórico ficcional...
El Expreso 23 de noviembre/2009

En cuanto a lo espacio-temporal, la historia se desarrolla, en gran parte, a finales de los noventa, en particular alrededor del gobierno de Mahuad. Pero este espacio y este tiempo son, en realidad, un eje donde corvengen las demás historias, pues algunas relatan hechos y crónicas incluso de 1787, atravesados por los comentarios de personajes contemporáneos (Aidé y el doctor Celio Santos, duendes buenos, sea dicho de paso) y su apreciación sobre la herencia burocrática, maligna e hipócrita, que, hasta los presentes días, no es posible sanear. En otras instancias, el discurrir narrativo abarca la historia de algunos personajes desde su niñez, así crecen y se desarrollan, unos fructíferamente, otros devienen malévolos residuos de heredades paternas con sus consecuentes autodestrucciones. La segunda mitad del siglo veinte acogerá las historias de pequeños duendes que irán forjando, bajo distintas condiciones, su destino.
Lector de la Editorial El Conejo

El texto sí propone valores de la legítima cultura popular mestiza, como posibles fuentes de reivindicación nacional.
Peter Thomas El Comercio, Siete Días, febrero 28/2010

En otro diálogo (casi un monólogo) un ecuatoriano aparece contándole a un ciudadano de Baviera, Hans Overbeck, punto por punto, los pormenores de todo lo sucedido en el gobierno y derrocamiento de Mahuad (Jasir Abdul) y toda la maraña de trampas, transas y relaciones de poder que se crearon para confabular en uno de los períodos más nefastos de la historia política del país... De esta manera se produce una polifonía de voces que se alternan para construir varios puntos de vista sobre la “realidad” del país de la época.
Lector de la editorial El Conejo

Sataniza el gobierno de Yamil Mahuad con todos sus altibajos, aciertos, desaciertos, enfrentamientos, sucesos administrativos, compromisos internacionales, retos sociales, etc. Todos los rebuscados vericuetos y cloacas patéticas de sexo no contribuyen a desinhibir la narración ni a inyectarle un espotáneo sabor.
Lectora de la Casa de la Cultura de Quito

A través de sus páginas, desde el ángulo demoledor del futuro, se quita el maquillaje al sistema “democracia”, sus mecanismos, sus trampas maquilladas con ideología. Esta Obra propone una alternativa humanista, antipoder, desde el reconocimiento identitario. Una construcción nacional en planta, permanente creación y búsqueda del sentido de la vida, obra que está en marcha pero lejos de estrenarse plenamente, una esperanza. La denuncia de la falsedad del sistema es implacable y consiste, principalmente, en mostrar, desde ángulos sorprendentes, hechos y protagonistas que aparecieron en los diarios de la época, y los comentarios que, sobre éstos, hicieron otros personajes con cáustico humor quiteño.
Comisión de lectura de Ediciones Legarda

Esta magnífica obra, La Obra y los Duendes Ecuatoriales, relata lo que captan con sus sentidos, ciertas voces heterogéneas, que aportan distintos puntos de vista sobre Quito... Un verdadero homenaje a “La Carita de Dios” es esta obra que, con paciencia y solvencia narrativa nos ayuda a recorrer una ciudad latente y vivaz.
Revista Anaconda. www.revistaanaconda.com

Frente a la insulsa prédica de heroísmos y santidades tan poco probables, el autor de la Obra nos muestra sobre qué fundar nuestra identidad y desarrollar el carácter nacional. A partir de una facetada y profunda imagen de lo que somos, más allá y más acá de las versiones históricas que ya no convencen, de moralismos hipócritas y de los supuestos prototipos de hombres y mujeres, por quienes poco nos sentimos representados, ni en la historia ni en la actualidad; solamente a partir de la presencia lacerante de nuestro origen marcado por el desprecio racial, de nuestra historia de parias que llegan a conquistar solo a medias su propio territorio, será posible que nos construyamos.
Comisión lectora de Ediciones Legarda

En ella, cada relato se puede leer de forma separada, pues funciona con coherencia, como si fueran diez pequeñas novelas que unidas estructuran un contexto capaz de recrear la Ciudad desde sus más heterogéneos testigos. Con un texto muy bien logrado y gran solvencia narrativa, apuesta a convertirse en la novela sobre la Nación.
Revista COSAS, Enero/2010

Este voluminoso libro, estructurado en 4 partes con 19 capítulos es realmente la biografía de una sociedad inestable políticamente, culturalmente pobre y humanamente desorganizada y desorientada. Y esta sociedad es la nuestra, la ecuatoriana.
Lectora de la Casa de la Cultura de Quito

Aparte de la increíbles imaginación y humor que ha utilizado para denunciar al gobierno más corrupto de los últimos años y esclarecer un momento político trascendental del Ecuador en la vida económica del mundo, lo que más me gusta son sus expresiones de amor a la mujer, los personajes femeninos proféticos que me provocan crear imágenes tridimensionales.
Paulina Altuna, pintora y escultora. Suiza.
http://www.queculpatienelaestaca.blogspot.com/

Otro elemento que es importante destacar es que existen en el texto muchos personajes fácilmente reconocibles por determinadas características físicas, funciones en el gobierno e historia pública en general, sin embargo son nombrados a través de pseudónimos... Los mencionados personajes se relacionan con mucho otros que son ficcionales (¿en su totalidad?) y que a través de los pseudónimos se confunden e interaccionan con ellos. Otro gran logro de esta novela.
Lector de la editorial El Conejo

El autor matiza la trama con episodios eróticos, escenas de carácter histórico y mordaces cuadros de gente que jugó un rol especial en su vida, maestros, condiscípulos, vecinos, amigos de taberna y mujeres de toda condición; no se escapan curas morbosos, burócratas corruptos y políticos desatinados.
Lectora de la Casa de la Cultura Ecuatoriana de Quito

Con “La Obra y los Duendes Ecuatoriales” los ecuatorianos que no van a sentirse ofendidos son pocos. La novela vitupera a gran parte de sus lectores y simpatizantes potenciales y me pregunto cuántos de los que no rechazan la obra, por esta razón, van a tener la fortaleza de terminar sus 859 páginas.
Peter Thomas El Comercio, Siete Días, Febrero 28/2010

Es una novela de gran extensión, tiene 859 páginas, está dividida en cuatro partes, consta de 19 capítulos y 10 historias, en la que narra la vida histórica y política de la nación a finales de los 90, como un inmenso mural en el que no falta nadie y todos tienen voz... El escenario principal de la novela es Quito. El autor utiliza seudónimos para descubrir a personajes de la política, vinculados a medios de comunicación, a la institución católica, a la empresa privada y pública o al extranjero.
El Tiempo. Cuenca.28 de noviembre/2009

Coincido con su autor cuando me decía que su libro es original y tiene características particulares importantes y destacables, pero es también dinamita, porque compromete a mucha gente viva y curiosamente también compromete a mucha gente vivísima y a pocos héroes muertos, de los que es fácil hablar bien. En su mayoría, los personajes tienen curiosos, aunque bastante obvios, sobrenombres que nos permiten identificarlos... muchas de las historias se desarrollan en la época del ex presidente Mahuad, justo cuando empezaron a ser públicos los problemas de la crisis bancaria en el país... El libro de Jiménez es un texto cuya lectura debo recomendar.
César Coronel HOY, 27 de enero /2010

Nicolás Jiménez, hijo, ha publicado la novela “La obra y los duendes ecuatoriales”, de 859 páginas. Jiménez Mendoza es escritor, filósofo, anticuario y artesano, nacido en la invasión del Perú, el año 1941. El autor se queja de los apagones que ha sufrido esta novela de parte de la intelligentsia de Quito.
Simón Espinoza. Windows.HOY, 7 de noviembre/2009

La Obra y los duendes ecuatoriales ofrece una tétrica visión del país del milenio, como desastrosa manifestación de falta de solidaridad “longuista” y despilfarro neoliberal manipulado por bancos, los medios de comunicación y sus allegados tanto nacionales como del norte.
Peter Thomas Universidad de Carolina del Norte, USA

Coincidencialmente, muchos personajes de mi novela se parecen demasiado a las autoridades y periodistas a los que tuve que recurrir para publicar el libro y, claro, la respuesta no pudo ser otra que “no”.
El Autor El Telégrafo, noviembre 25/2009

Una novela con signo político es La Obra y los duendes ecuatoriales, del autor Nicolás Jiménez Mendoza. En total son 10 historias con sus respectivos signos gráficos, sus narradores y sus hechos particulares, las que conforman esta novela. Se recrea el gobierno de Mahuad.
El Comercio diciembre 5/2009

Por fin aparece un libro como este, que es ante todo una novela histórica, pero llama al pan pan y al vino vino, tiene propuestas de libertad y no evade la triste realidad, sus protagonistas son concretos y reconocibles hasta por los más desentendidos. Su trama es intensa y fuerte, como la historia, y expuesta además con poderosa literatura. Leerla nos lleva de la risa al llanto, porque Jiménez ha manejado el humor y la ironía con originalidad y talento.
Comisión lectora de Ediciones Legarda

La última obra de Nicolás Jiménez Mendoza, intitulada “La obra y los duendes ecuatoriales” es una novela de ficción histórica, que analiza los vericuetos del poder, despelleja al gobierno de Mahuad y sus movidas. Quienes vivimos en Quito, extraña ciudad de importancia política en los Andes desde lo aborigen y colonial, evocamos en su narración y comportamiento de sus personajes, la pintura auténtica con fácil identificación de los actores políticos, pese a sus satíricos seudónimos.
Eduardo Naranjo C. LA HORA, 22 de enro/2009
Mucha gente inteligente, buena y necesitada sabrá aprovechar los contenidos de esta maravillosa novela de nuestro país, ¡por fin una novela auténtica que muestra el potencial de nuestro pueblo! Y si las autoridades encargadas de las promociones culturales no se manifiestan cooperativas, parece justo seguir desnudándoles para mostrar sus sinvergüenzas motivaciones.
Paulina Altuna, pintora y escultora. Suiza.
http://www.queculpatienelaestaca.blogspot.com/

La desconfianza, la deslealtad y la corrupción, en sí mismas, se han convertido en una condición tanto heredada como adquirirda, “la longuitud” de ser “longo” no se refiere a una cuestión racial per se, es, más bien, una muestra de antiguas condicionantes que hacen del ecuatoriano un ser codicioso, un vivo, un sapo. Se explica en algunos fragmentos cómo el mestizo, bastardo en su génesis, desconfía de sus propios padres, debe hallar un lugar, un espacio pues no pertenece ni a blancos ni a indios. Su búsqueda de nobleza a través del dinero se va transformando en una obseción por el dinero que se manifiesta hasta los presentes días, donde longos reiteran su modesta ambición de arribar, “empujando, polucionando, dañando”.
Lector de la editorial El Conejo

La novela de Jiménez nos presenta en extenso la vida del chulla quiteño que realmente existió, su biografía, para decirnos que encarna la clase media de la nación mestiza, el hombre que es de determinada manera porque quiere ser de otra. El chulla quiteño que nos presenta la Obra no deviene del folklore, ni del rumor tradicional, sino de la realidad. Allí están Plinio López, el Mosquito Yerovi, Fausto González, César Pardo, el Terrible Martínez..., protagonistas de la vida quiteña.
Comisión lectora de Ediciones Legarda

La Obra y los duendes ecuatoriales, texto totalizador, es otro ejemplo por excelencia del género de la novela “quiteña” en que la ciudad desempeña una función casi protagónica.
Peter Thomas El Comercio, Siete Días. Febrero 28/2010