viernes, 29 de enero de 2010

DUENDES DE LOS NOVENTA Y JÓVENES DEL SIGLO XXI / César Coronel en Diario HOY

Como editorialista de este Diario, he tenido la satisfacción de conocer a muchas personas, quienes en varias ocasiones me han hecho llegar libros, artículos y una serie de sugerencias que han alimentado muchas de las columnas que ustedes leen cada miércoles.


A finales de 2009, recibí un paquete que pesaba bastante y venía de la ciudad capital. Era un libro que me obsequiaba el destacado escritor y filósofo quiteño Nicolás Jiménez. El título de la novela me intereso bastante La Obra y los duendes ecuatoriales. Como no podía ser de otra manera, en ese fin de semana empecé a sumergirme en tan interesante lectura.


Esta novela me hizo recordar muchas de las cosas que sucedieron cuando yo era un niño, los hechos de hace 10 diez años de la crisis económica de 1999 e inicios de 2000, que hasta ahora nos siguen afectando en todos los ámbitos de nuestra vida y que esta semanas volvieron a ser noticia.


Coincido con su autor cuando me decía que libro es original y tiene características particulares importantes y destacables, pero es también dinamita, porque compromete a mucha gente viva y curiosamente también compromete a mucha gente vivísima y a pocos héroes muertos de los que es fácil hablar bien.


En su mayoría, los personajes tienen curiosos, aunque bastante obvios sobrenombres que nos permiten identificarlos.Hay muy pocas partes del libro con las cuales no coincido, quizás porque tenemos distintas formas de ver las cosas.


La ciudad de Quito es el escenario de la mayoría de los acontecimientos, muchas de las historias se desarrollan en la época del expresidente Mahuad, justo cuando empezaron a ser públicos los problemas de la crisis bancaria en el país.


Sin duda, esta obra de casi 900 páginas no puede ser resumida en este espacio, pero debo decir que las 10 historias que componen el libro son todas bastante interesantes y, sin importar cuál sea su ideología, resulta importante recordar muchas de las cosas que nos han pasado o que otros han tenido que vivir.El libro de Jiménez es un texto cuya lectura debo recomendar.


Cambiando de tema, no puedo dejar de expresar mi preocupación ante la noticia de que el destino de la educación de miles de jóvenes bachilleres depende de un sorteo: es que ahora con la revolución ciudadana, solo estudia el que tiene suerte.En las universidades del país nos están sorteando los cupos para podernos educar y se está dejando al azar nuestro futuro. ¿Fue esa revolución por la que votamos?


Este Gobierno debería dejar de destruir lo que está funcionando bien, como el PAP en Guayaquil, y debería empezar a atender con más fuerza las áreas en las que tiene grandes fallas como la educación y la salud.


Nos han vendido un cuento, que "este es el Gobierno de los jóvenes". Yo no lo creo. Es que ahora los jóvenes no podemos estudiar y tampoco podemos trabajar.Nuestra suerte ha sido echada al azar y nuestras esperanzas de un cambio y un futuro mejor las han destruido los fracasados del siglo XXI.


Montalvo decía:"Maldito el pueblo donde los jóvenes son humildes con el tirano".¿No creen que ya es hora de vencer el miedo y hacer temblar al tirano?


Tomado de Diario HOY, Miércoles 27 de enero de 2010, Sección Perspectivas, pág. 4

lunes, 25 de enero de 2010

ESCRITORES MARGINADOS / Eduardo F. Naranjo C.

Construir un mensaje que llegue al mayor número de personas es el interés básico de un escritor. Hay diferencia entre aquellos que buscan descarnar la maraña infernal de la sociedad humana, mostrando el mundo como es y clamando justicia; otros siguen el "pedido del mercado", que es banal, pero sí redituable. Ambos casos crean arte construyendo imágenes que ensamblan realidades con ilusiones.
Los primeros, raras veces alcanzan fama, pero su mensaje queda y algún rato despertará conciencias. La última obra de Nicolás Jiménez Mendoza, intitulada "La obra y los duendes ecuatoriales", es una novela de ficción histórica, que analiza los vericuetos del poder, despelleja al gobierno de Mahuad y sus movidas.
Quienes vivimos en Quito, extraña ciudad de importancia política en los Andes desde lo aborigen y colonial, evocamos en su narración y comportamiento de sus personajes, una pintura auténtica con fácil identificación de los actores políticos, pese a sus satíricos seudónimos.
El autor intercala transcripciones de actas coloniales, que muestran contrastadamente, el proceso social, el mestizaje y sus relaciones con el poder. Jiménez escribe extensa e intensamente y a través de sus personajes, propone, recuerda y critica la impavidez de nuestra realidad.
Las editoriales escogen unos escritores para promoverlos, a veces con novelas ligeras y cursis y no a otros, que como Jiménez, golpean con la realidad social ecuatoriana. Hombre de empeño a pulso publicó esta última obra, que a pesar de la vivacidad narrativa tiene el defecto de ser voluminosa, para un momento en el que la gente lee cada vez menos. El tiempo, sin embargo, captura la esencia de lo bueno, lo mantiene y lo trasciende.
(Tomado de Diario La Hora, Quito - Ecuador, Viernes 22 de enero de 2010, Opinión, pág. A6)

sábado, 16 de enero de 2010

Comentarios sobre "LA OBRA Y LOS DUENDES ECUATORIALES" hechos por familiares, amigos y conocidos

"Es una bomba, no terrorista sino desinfectante, que no podrán impedir que estalle, más temprano que tarde. Felicitaciones."
Ricardo G.

"Cuando la leí en borrador pensé que nadie se atrevería a editarla, salvo usted mismo, y tuve razón."
Ing. Merlín ...

"Solo un escritor marginal, casi desconocido, sin nada que perder, como tú podía escribir una novela como esa, donde se muestra, por ejemplo, que el gran icono de la cultura nacional del siglo XX fue constituído como tal artificiosamente. Habiendo sido un buen poeta por los años cincuenta, en adelante fue mal escritor de prosa, padre irresponsable y oportunista político durante medio siglo, llegando a ser insigne mahuadista y escritor de alquiler. Cosas como esta no se deben decir en un mundo de fariseos como el nuestro. Cuídate."
Tito

"Para el mediocre ambiente intelectual que tenemos son necesarios los ritos y cultos semiacadémicos, los íconos protectores, el famoseo mutuo. Tu libro debe estar sentándoles muy mal a los de siempre, pues es un baño de verdad."
Tito

"Estupefacto ante un libro tan original y poderoso, voy a tomarme el tiempo necesario para opinar sobre él."
D.O.C.

"Leyéndola pensé: con razón no querían publicarla."
Dr. J.C.T.

"Qué libro tan grande para nomás de decir que somos longos."
Amiga de Paulina

"Ironiza los hechos políticos, sus miserias y corrupciones morales, la quiebra del sistema financiero, el desprestigio de los medios de comunicación, la vida citadina, las costumbres y cotidiano ritmo de ciertas familias notables de la capital"
Lectora de la Casa de la Cultura

Contiene "rebuscados vericuetos y cloacas patéticas de sexo"
Lectora de la Casa de la Cultura

"Es realmente la biografía de una sociedad inestable políticamente, culturalmente pobre y humanamente desorganizada y desorientada. Y esta sociedad es la nuestra, la ecuatoriana."
Lectora de la Casa de la Cultura

"Te quejas porque los medios no han hecho un acontecimiento de la publicación de La Obra y los duendes ecuatoriales. No debería admirarte que a tu novela la hayan recibido con temor y desconcierto. Ha pasado siempre con lo verdaderamente nuevo y renovador. Ya verás que poco a poco los tímidos comenzarán a hablar de tu novela, no les quedará más remedio."
Alfonso O. Z.

"Nada hay en la historia de la literatura ecuatoriana que se parezca a tu novela, cuando menos esto queda establecido. Gracias por hacerme conocer tu trabajo."
Teresa C.

"Han dicho que tu novela es "histórica" y "política". Creo que política sí es, pero en cuanto novela no puede ser propiamente histórica. Los personajes de La Obra y los duendes ecuatoriales tienen nombres, apellidos y apodos lo más graciosos, pero se parecen extraordinariamente a febres corderos, borjas, duranballenes, mahuades, alarcones, bucarames, moncayos, vivancos, sevillas, moelleres, adoumes (padres e hijas), guayasamines, etc; conocidos periodistas de radio, prensa y televisión, burócratas nacionales y municipales, diputados, gente de la cultura, banqueros... Están todos, unos caricaturizados, otros denostados, otros simplemente retratados porque es suficiente y merecido. Están todos, en casi novecientas páginas de extensión, pero bajo otros nombres. Por tanto no se trata de historia sino de ficción y así puedes declararte inocente."
Pablo J.

"Tu libro pasa a la historia porque pasa. "Es un monstruo grande y pisa fuerte". Bien hecho Nicolás, felicitaciones."
Paco B.O.

"Soy un buen lector de novelas, pero la suya no leeré, es muy larga"
Dr. Ayala M.

"Es admirable su novela, pero lo es más la reciedumbre con que logró que se llegue a publicarla, venciendo tanta oposición y exclusión."
L.Cueva

"Nadie ha escrito tan acertadamente sobre el chulla quiteño, el que verdaderamente existió como símbolo de la clase media quiteña en cuanto a su particular cultura."
E.Salazar T.

"Posiblemente tu novela se convierta en uno más de los "libros malditos" por obra de la mala conciencia social que evita a toda costa mirarse tal como es."
Marco R. O.

"No podías esperar que te publiquen los mismos a quienes insultas en ese libro."
A.U.

"Sataniza al gobierno de Yamil Mahuad con todos sus altibajos, aciertos, desaciertos, enfrentamientos, sucesos administrativos, compromisos internacionales, retos sociales, etc."
Lectora de la Casa de la Cultura

"Tu novela enaltece en grado sumo a la mujer, personajes como Irene Cruz, Virginia, Aydé Izaguirre, Manuelita, Justina y otras, representan la gran feminidad nacional en todos los aspectos principalmente intelectual y moral, pero al mismo tiempo en Pancha Molestina y en Samira Saud, quienes se parecen a algunas de la vida real, maltratas mucho a la mujer, mostrando crudamente su degradación."
Eugenia M.

"Tengo curiosidad por saber que opinarán de un tema tan comprometedor como es tu novela, aquellos que aparentan tener voz propia y altisonante, cuando en realidad cumplen consignas de sus patrones. Ahora que hay alaraca a favor de la libertad de expresión, vamos a ver si lo que tu expresas tan extraordinariamente es tan bien acogido como tanto tema frívolo."
Pedro J.